
Lázaro siempre ha logrado mezclar de forma cohesiva la fantasía con los sentimientos más desoladores de la realidad. Sin embargo, su música ha ido llegando canción tras canción a un lugar intensamente personal. En su disco debut homónimo (2014), sus composiciones ya revelaban una profunda vulnerabilidad emocional, pero todo parecía suceder dentro de un mundo literario separado de éste; una dimensión mágica poblada por la influencia de Juan Rulfo , Johnny Cash y el gallo cantor de Robin Hood . Con el paso de los años, las letras han ido reflejando cada vez más la vida y los obstáculos de Daniel Azdar , el hombre detrás del personaje.
En años recientes, Lázaro Cristóbal Comala se ha establecido como uno de los artistas esenciales de la escena del nuevo folk mexicano. Además de ser frecuente colaborador y amigo de actos relevantes como Negrø, Belafonte Sensacional y Axel Catalán , en 2018 fue invitado personalmente por el español Nacho Vegas para ser telonero en su concierto en el Teatro Diana de Guadalajara . Tras construir una fiel base de seguidores a lo largo y ancho de México con su folk honesto, con este sencillo abre una nueva etapa de su carrera, perfilándose hacia un álbum que promete mayor espacio para la experimentación sonora, la influencia del jazz y el toque de varixs invitadxs especiales.
El poder secreto de Comala es la naturalidad con la que equilibra la desesperanza con melodías cantables que hacen más ligera la carga. Y es ahí donde la genialidad de los músicos invitados logra brillar. Mientras que la batería y el bajo mantiene la tensión en un nivel preciso a través de los versos, los órganos de Bernardo Cantú llegan para liberarla por completo con una sucesión de notas que suenan al dulce aire de la resignación.
“Gin” es una especie de recuento de los daños en forma de canción. Un tema que (al puro estilo de Lázaro) se siente como un brindis por lo ganado dentro de lo perdido en una
relación.
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